Seguimos con las instalaciones de cámaras de seguridad en pabellones industriales. Esta vez nos ha tocado en el polígono industrial de Júndiz, en Vitoria. Como siempre, os ponemos en situación:
Nuestro cliente contaba con un pabellón de reciente construcción con aproximadamente 4.500 metros cuadrados de terreno. Nuestra sorpresa, la primera vez que fuimos a visitarle, fue que el pabellón ya estaba dotado de 8 cámaras de seguridad de la marca Dahua protegiendo diferentes zonas del mismo, tanto interiores como exteriores.
Sin embargo, enseguida detectamos ciertas deficientes las cuales eran compartidas también por nuestro cliente: cámaras instaladas a escasa altura, falta de cobertura en ciertas zonas del pabellón, tanto interior como exterior, cámaras orientadas de forma incorrecta, etc.
Tras un estudio de seguridad el cual implicó hasta 3 visitas al pabellón, determinamos la necesidad de instalar 8 cámaras de seguridad adicionales además de reubicar y orientar las ya existentes.
El problema de la altura venía dado por el apilamiento de palés y mercancía que en este pabellón se realizaba, por lo que la altura de las cámaras ya instaladas (4,5 metros) era insuficiente.
Tras la aceptación de la propuesta realizada, nos pusimos manos a la obra. Obviamente fue necesario la contratación de una plataforma elevadora de brazo articulado durante 4 días seguidos para poder acometer la instalación del sistema de videovigilancia.
Recordaros antes de nada que la manipulación de plataformas elevadoras, en este caso de tipo 3B, conlleva la obligación de disponer de formación acreditada, de conformidad con lo dispuesto en el R.D. 1215/97 y UNE 58923:2012. Los técnicos de InfoRepara que intervinieron en la instalación cuentan con dicha formación además de la formación necesaria para realizar trabajos en altura con riesgo de caída.
Llegó el día acordado para comenzar la instalación. Todo estaba dispuesto: la plataforma elevadora alquilada estaba aparcada en la puerta del pabellón, las herramientas listas, las nuevas cámaras preparadas y configuradas, los equipos de protección como arneses, eslingas, cascos, guantes, etc revisados y ajustados, etc.
Lo primero de todo, equiparse con el material de protección individual para poder conducir la plataforma elevadora hasta el interior del pabellón. Aunque la altura de la cesta para este proceso era escasa, es obligatorio estar sujeto a la misma mediante un arnés de seguridad. Cualquier bache o socavón en el terreno puede provocar un efecto catapulta que despida a la persona de la cesta lanzándola al suelo.
Con la plataforma dentro del pabellón, planificamos el proceso de instalación y reubicación de cámaras teniendo en cuenta los obstáculos existentes y la manera más óptima de pasar el cable de red.
Nuestro cliente nos facilitó el trabajo en la medida de los posible, quitando obstáculos y mercancía en las zonas de difícil acceso por donde la plataforma tendría que moverse.
La instalación
Durante los 2 primeros días de instalación, el tiempo no nos acompaño en absoluto (momentos de lluvia, fuertes corrientes de aire), por lo que tuvimos que trabajar en el interior del mismo instalando cámaras nuevas y reubicando las ya existentes elevándolas en altura desde los 4,5 metros a las que estaban instaladas hasta los 8 metros de altura.
La instalación de las nuevas cámaras conllevó la necesidad de colocar un pequeño armario de red con un switch POE de Dahua donde centralizar la conexión del cableado de red. Esto implicó varias horas de trabajo colocando tubo rígido por pared, pasando cable, orientando cámaras, etc. y, todo esto, a 8 metros del suelo.
Quizás en la siguiente imagen no se aprecie, pero en la plataforma elevadora la altura no era apta para personas con vértigo. Por supuesto, el compañero que estaba debajo iba controlando y vigilando en todo momento los movimientos de avance y articulación de la plataforma elevadora, asegurando nuestra propia seguridad y la de los trabajadores y mercancías de nuestro cliente.
Siempre con el casco puesto pues a veces, debido al escaso espacio del que se dispone en la cesta de la plataforma, se puede caer algún objeto que aunque sea pequeño, a 8 metros de altura puede convertirse en un proyectil.
Extremar las precauciones en situación así no es algo opcional.
Algo muy curioso que pudimos apreciar fue ver que la instalación del reji-ban (rejilla por la que discurren los cables aéreos de electricidad, red, datos, etc.) estaba a medio hacer, es decir, había paredes donde el reji-ban solo llegaba hasta la mitad de la pared, por lo que la acometida de cable de red en la pared restante debía realizarse mediante la instalación de tubos rígidos, lo que ralentizaba la instalación de forma notable.
La instalación de las cámaras exteriores también requería bastante tiempo, puesto que no solo era necesario conducir el cable por el interior del pabellón (mediante reji-ban y tubo rígido anclado a pared), sino que también había que perforar el bloque de 26 cm de hormigón, pasar el cable al exterior, bajar la plataforma elevadora y conducirla al exterior, volver a elevar la cesta, anclar la cámara, etc.
A tanta altura, el retroceso del taladro al perforar el hormigón hacía que la cesta bailara de forma considerable, por lo que había que ir haciendo ciertos descansos para que la cesta no oscilase demasiado.
No obstante, para este tipo de perforaciones contamos con herramienta adecuada que nos permita acometer el trabajo de la forma más segura y rápida posible. En concreto utilizamos un rotomartillo Dewalt DCH273 para mampostería.
Decir que en todo momento el compañero iba controlando cada cámara que reubicábamos o instalábamos. Desde abajo y, con un portátil conectado al sistema de videovigilancia, iba indicando si era necesario elevar o bajar la cámara, girarla en sentido horario o antihorario, moverla lateralmente, etc. todo para conseguir el mejor ángulo de imagen posible.
Esta tarea, desde la plataforma elevadora no era posible hacerlo. Incluso para facilitar el trabajo del compañero de cara a conseguir la mejor imagen posible, era obligatorio mover la cesta por cada indicación recibida, ya que de lo contrario la propia cesta taparía la visión de la cámara.
Tras terminar la instalación de todas las cámaras del interior y dejar los cables pasados para las cámaras que irían colocadas por la fachada exterior, llevamos la plataforma fuera del pabellón para proseguir con nuestro trabajo.
Trabajando en el exterior
Dos factores adicionales son importantes a la hora de trabajar con la plataforma elevadora en el exterior: inclemencias meteorológicas (lluvia, viento, etc.) y orografía del terreno (inclinación, dureza, etc.).
Si durante los dos primeros días considerábamos que el tiempo no era adecuado para trabajar en el exterior y por ello preferimos realizar primero los trabajos en interior, los dos días restantes que nos quedaban el tiempo fue incluso peor.
Rachas fuertes de viento que impedían estar en la plataforma elevadora, lluvia intermitente mojando el terreno y la cesta y, además, el suelo exterior del pabellón era totalmente irregular provocando constantemente la activación del sistema sonoro de la plataforma avisando de inclinaciones peligrosas.
En los momentos en los que dejaba de llover y salía un poco el sol aprovechábamos el tiempo sin perder un segundo para instalar las cámaras cuyo cable ya habíamos dejado pasado
Cada cámara instalada, tanto en el interior como el exterior del pabellón, siempre va a acompañada de una caja de registro estanca donde se realiza la conexión del cable de red con la propia cámara. Esta caja permite proteger la unión de cables frente a polvo, suciedad y/o inclemencias meteorológicas que podían provocar mal contacto por agua.
Con todas las cámaras ya instaladas y orientadas, ya solo quedaba trabajo de configuración: parámetros de imagen, brillos, contrastes, balanceo de blancos, política de grabaciones, etc.
Este trabajo también tiene su importancia ya que la calidad de la imagen debe ser la más óptima en cualquier condición de luz: niebla, lluvia, contraste de luz directa del sol, sombras, etc.
Aun a pesar de esto, las cámaras de hoy en día disponen de sistemas automáticos de ajuste de parámetros para intentar adaptarse en todo momento a las condiciones del día/noche.
Con el trabajo finalizado, solo quedaba recoger todo el material, herramientas, equipos de protección individual y organizarlo para la siguiente instalación. También aprovechamos el momento para hacer inventario del utillaje y elementos que se habían desgastado y/o utilizado durante todo el proceso de cara a reponerlos y tenerlos listos para futuras instalaciones.