Triste pero cierto, os contamos el caso de un cliente que requirió la instalación de dos cámaras de seguridad para ver quién le estaba tirando escombros en un contenedor contratado a nivel particular.
Lo vemos en muchas ocasiones, la gente no se corta un pelo y tira los escombros donde le viene en gana. Nuestro cliente disponía de un contenedor contratado a nivel privativo para retirar los escombros generados por su actividad comercial en un pabellón industrial.
Hasta hace unos meses todo iba bien pero, días atrás, se estaba empezando a encontrar escombros tales como muebles, sofás, colchones, etc. Al parecer, alguien había considerado que ese contenedor era de uso público y en vez de tramitar la recogida de enseres de gran volumen por el procedimiento habitual, le resultaba más fácil tirárselos al contenedor de nuestro cliente.
Ya cansado, porque además la empresa que tramitaba la recogida de los residuos le cobraba por estos escombros adicionales, decidió instalar cámaras de seguridad para saber quién era.
La solución
Podemos decir que ya estamos curtidos de trabajar en pabellones industriales instalando cámaras en altura. Pero en este caso, no necesitábamos plataforma elevadora aunque si una escalera un poco alta.
Tras elaborar un estudio de seguridad y plantear el presupuesto, nuestro cliente aceptó así que nos pusimos manos a la obra. Pedimos todo el material, realizamos la inicialización y preconfiguración en InfoRepara y quedamos un día con el cliente para realizar la instalación.
Al tratarse de un pabellón, casi siempre suele hacerse necesaria la instalación de tubo rígido para pasar el cable a lo largo de la pared, salvo que existan rejillas instaladas en altura que nos faciliten esta tarea.
Como la ubicación de las dos cámaras era contigua, tuvimos que tirar tubo por el interior del pabellón para conducir el cableado de red hasta el videograbador, pieza que almacenaría las grabaciones de seguridad las 24 horas.
«Despacito y con buena letra», fuimos colocando el tubo y anclándolo a la pared con las grapas plásticas para posteriormente pasar el cable mediante una guía. Tuvimos que utilizar varios manguitos de unión y curvas para sortear todos los obstáculos por donde tenía que discurrir el tubo (como podéis ver en las imágenes encuadrado de color rojo).
No nos suele gustar emplear tubo ya instalado por otros instaladores: alarma, incendios electricidad, sensores, etc., salvo que sea totalmente imprescindible. De esta manera, aseguramos que nuestros cables van totalmente independientes al resto del cableado instalado en la empresa.
Con los cables pasados hasta el punto de destino donde iría instalado el videograbador, nos dispusimos a instalar las dos cámaras en la fachada de la pared a una altura suficiente como para que la cámara no pudiera ser manipulada pero sin perder ángulo de visión.
Las cámaras, en este caso de la marca Dahua, eran de tipo bala y aptas para su uso en exteriores por estar protegidas frente a polvo y aisladas herméticamente frente a humedad. Estas cámaras, antivandálicas, disponen de leds infrarrojos los cuales permiten una visión nocturna a una distancia de hasta 50 metros.
Cuando hablamos de visión nocturna, hablamos de condiciones lumínicas donde el ojo humano no vería absolutamente nada.
Finalizada la instalación de las cámaras, procedimos a orientarlas y afinamos los parámetros relativos a la calidad de imagen para conseguir la mejor vista posible.
Realizamos pruebas y simulaciones de cómo se vería una persona o un vehículo entrando en la zona a tirar escombros y la verdad es que se podían distinguir caras y matrículas con un nivel de detalle excelente.
Uno de los compañeros finalizó la configuración del videograbador y procedió a instalarle la aplicación de monitorización a nuestro cliente. Le enseñamos cómo acceder a las imágenes en tiempo real así como a las imágenes grabadas por si tuviera que revisar algún evento.
Como siempre, cartel de «Zona Videovigilada», registro de actividades, cláusulas informativas, contrato de prestación de servicios, etc. para el cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos.
La pillada
Poco tardaron los irresponsables en volver a tirar escombros en su contenedor, pese a haber colocado un cartel de buenas dimensiones justo en frente del mismo avisando de que la zona estaba siendo vigilada.
Cómo es lógico, no podemos publicar imágenes donde puedan identificarse datos de personas, pero nos gustaría que apreciaríais la calidad de la imagen con estas dos fotografías. Hemos pixelado todo aquello susceptible de convertirse en un dato identificable de una persona, en cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos.
Como podéis ver, la matrícula de la furgoneta es totalmente legible aplicando zoom (segunda imagen) incluso a la distancia a la que se encontraba con respecto de la cámara.
No es que la instalación de cámaras de seguridad vaya a prevenir al 100% la comisión de actos vandálicos o irrespetuosos, pero SIEMPRE sirve como una excelente medida de evasión.
Esperamos que os haya gustado esta publicación y que os haya parecido, cuanto menos curioso, el caso de nuestro cliente.