El problema ya lo conocemos cuando nos llaman y nos dicen que tienen un armario o sala de servidores «un poco desorganizada». Lo que ocurre es que hay niveles y niveles.
En este caso, el cliente contactó con nosotros para reorganizar no solo el rack de comunicaciones sino toda la sala entera ya que con el paso del tiempo y la intervención de diferentes gremios, se han ido poniendo parches sobre parches a una sala que a día de hoy no presenta organización alguna.
El problema de esta situación, además del peligro intrínseco que representa para una persona (caídas, tropiezos, golpes) viene realmente a la hora de solventar una incidencia o realizar un mantenimiento. Si hay un problema de red, con una sala relativamente organizada se puede hacer un seguimiento e identificar el esquema de conexión, atajando así el tiempo de resolución.
Pero cuando no hay manera de hacer un seguimiento del cableado porque este está dispuesto como lianas en una jungla, la cosa se complica y mucho.
Para que podáis haceros una ligera idea de en qué situación se encontraba esta sala, os dejamos un par de fotografías que seguro os ayudarán a meteros en situación:
Ante esta situación, lo primero que hicimos fue realizar un plan de actuación:
- Identificar necesidades de almacenamiento (instalación de un segundo armario rack)
- Realizar un esquema de la infraestructura de red actual
- Mover los servidores colocados en un mueble dentro del nuevo armario rack
- Reorganizar el armario rack de comunicaciones gestionando el espacio libre de una forma óptima.
- Comprobar el correcto funcionamiento de toda la infraestructura
Tras la aceptación del presupuesto, solicitamos todo el material a nuestros proveedores. Debido al elevado peso y volumen de los mismos, solicitamos la entrega directamente en el centro.
Los trabajos se realizaron en fechas navideñas por petición expresa del cliente, evitando así interferir en la actividad diaria del centro educativo.
Manos a la obra
Lo primero que hicimos fue montar el nuevo armario rack donde irían colocados los servidores. De esta manera, podríamos mover y apilar todos los servidores eliminando el mueble donde estaban instalados, liberando así un buen espacio en la sala que nos permitiría acometer el resto de trabajos con mayor comodidad.
No fue tarea fácil ya que el montaje del armario (de 2 metros de alto) se realizó dentro de la propia sala en un espacio tan reducido que incluso para girar el armario tuvimos serios problemas.
Con el armario preparado y las bandejas extraíbles instaladas a la altura estudiada, se movieron los servidores del mueble existente al rack. Apagamos máquina a máquina ejecutando los procedimientos de apagado correspondientes y colocándolas en el armario. En la parte superior, dos switches pertenecientes a diferentes redes daban conectividad a las tarjetas de red dichas máquinas.
Decir qué, antes de todo esto, conectamos la línea eléctrica del magnetotérmico a un SAI Online de doble conversión de 6 KVA que garantizase la protección eléctrica frente a sobrevoltajes, subvoltajes y caídas de tensión. De esta manera, ante una caída de tensión el armario podría permanecer encendido durante aproximadamente 30 minutos.
Con todos los servidores perfectamente colocados, desmontamos el mueble y lo sacamos de la sala de servidores para dejar un espacio de trabajo muy valioso para las siguientes operaciones.
Podríamos decir que la fase 1/2 había sido completada con éxito. Sin embargo, ahora quedaba el núcleo de la infraestructura de red. El rack del desorden, el caos personificado.
Elaboramos un minucioso esquema del cableado extremo a extremo para saber a qué estaba conectado cada cosa. Esto fue muy importante ya que, debido al esto de vejez de algunos cables, las patillas de los conectores de red estaban dañados y se salían por si mismos dejando el cable al aire sin saber si estaba conectado o no.
Tanto el cableado de red como las fibras ópticas no seguían una ordenación correcta. Se notaba que habían sido colocadas parche sobre parche y como en su momento pareció oportuno. Además, la distribución del espacio libre era totalmente aleatoria por lo que los nuevos elementos que se fueron instalando tuvieron que colocarse en estanterías supletorias o incluso en el propio suelo.
Tras toda una mañana de trabajo de dos personas, conseguimos dejar el armario organizado aprovechando y unificando todos los huecos libres para dejar espacio al nuevo hardware de red que se encontraba fuera del armario.
El antes y el después, en las siguientes imágenes:
La verdad es que este tipo de trabajos ofrecen una satisfacción visual una vez ha quedado todo organizado. Y esta satisfacción crece cuando no se recibe una llamada de socorro del centro el primer día de vuelta de las vacaciones, lo que indica que todo está funcionando correctamente.
Como ya habíamos indicando al principio, no era la primera vez que nos encontrábamos un armario tan desordenado. Al final, es algo que por desgracia ocurre habitualmente cuando se permite a todo el mundo acceder a dicha sala y manipular el hardware de red a su antojo. En dichas situaciones, prima la máxima de: «yo lo instalo donde pueda y el que venga después que se busque la vida».