Recientemente hemos realizado la instalación de un sistema de cámaras de vigilancia en una Sociedad Gastronómica de un pueblo Alavés.
La instalación, la cual llevó varias horas, ha permitido proteger 3 zonas importantes para la sociedad: comedor y barra, almacén y escaleras de acceso. Y es que, uno de los problemas habituales de las sociedades gastronómicas, radica en que el inventario y los tickets de las consumiciones servidas no coincide. Este problema, según nos comentaba el cliente, ocurre cuando a los socios se les «olvida» marcar las consumiciones en el TPV y claro, el inventario indica que queda material cuando en realidad ha sido consumido.
Y por este motivo, nuestro cliente decidió contratarnos para instalar cámaras de seguridad con objeto de controlar el material inventariado.
Buscando zonas de paso para el cable
Tan pronto llegamos a la sociedad, revisamos los posibles pasos de cable a cada una de las cámaras para que quedasen ocultos y protegidos frente a posibles manipulaciones. Partimos del cuadro eléctrico y, con ayuda de una guía especializada para tubos estrechos, fuimos descubriendo los diferentes caminos por donde pasar el cable.
En varias ocasiones tuvimos que buscar rutas alternativas ya que los tubos estaban tan saturados que no entraban más cables, lo que obligó a desmontar casi la totalidad de las cajas de registro para buscar pasos alternativos.
Después de unas horas, conseguimos llevar todo el cableado de red hasta una sala segura donde se ubicaría el videograbador, la pieza central que almacena las grabaciones de vídeo.
Nada más terminar de instalar todo el cableado, procedimos a crimpar los extremos con los terminales de red correspondientes y comprobar que el cable no se hubiera dañado al pasarlo por los tubos.
Para ello, utilizamos un tester de red, una herramienta que comprueba si los 8 hilos internos tienen algún corte, están cruzados, etc. Este paso es sumamente importante, ya que en caso de daño físico en algún cable, sería necesario cortarlo y pasar uno nuevo ante la dificultad de encontrar la zona dañada.
Instalando las cámaras
El trabajo más complicado ya estaba hecho (paso del cableado), ahora quedaba fijar las cámaras al techo, realizar las conexiones del cableado y calibrar las lentes adaptándolas a las condiciones de luz de cada sala.
Comenzamos con la cámara de la zona del comedor, donde se ubican las cámaras frigoríficas y el TPV, puntos sensibles a proteger. Instalamos la caja de superficie donde realizar la conexión del cable de red con la cámara además de fijar la propia cámara al techo.
Una vez anclada y conectada, procedimos a configurar todos y cada uno de los parámetros: resolución, códec, fotogramas por segundo, calidad de transmisión, tasa de bits, marca de agua, zonas de enmascaramiento, compensación de luz, balanceo de blancos, reducción dinámica de ruido, etc.
Todo esto con objeto de conseguir la mejor calidad de imagen posible tanto de día como de noche.
Finalizada la instalación de esta cámara, procedimos a realizar los mismos pasos con la cámara del pasillo la cual controla las escaleras de acceso al sótano. Esta cámara fue sin duda la más complicada de instalar debido a las numerosas cajas de registro que tuvimos que atravesar para conducir el cable hasta la sala segura.
Después de terminar con la instalación y configuración de esta cámara, era momento de realizar lo propio con la tercera y última cámara, la del sótano.
Esta cámara controla el almacén ubicado en el sótano donde la sociedad gastronómica guarda el material consumible además de una pequeña puerta de acceso a la calle. Esta zona, junto con la de las cámaras frigoríficas y TPV, es una zona sensible a proteger puesto que en ella se encuentra todo el inventario de bebidas necesarias a controlar.
Terminada la instalación de las cámaras, configuramos los parámetros del videograbador tales como el horario de grabación continua, detección de movimiento con aviso por e-mail, etc. Además, se realizaron las configuraciones necesarias en el router de fibra para permitir el acceso en remoto a las imágenes y grabaciones en tiempo real.
Y como no podía faltar, el cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos:
- Carteles informativos de «Zona Videovigilada» en cada uno de los accesos
- Contrato de prestación de servicios
- Clausulas informativas para usuarios afectados
- Registro de actividades
- Etc.
El resultado de la instalación fue un éxito a la par que un reto dada la dificultad que nos presentaba el paso del cableado. Nuestro cliente quedó satisfecho al ver la calidad de las imágenes y el amplio ángulo captado por las cámaras, pero más satisfecho quedó al saber que desde ese momento en adelante, aquel o aquella que se le olvidara marcar una consumición en el TPV quedaría grabado como prueba.